Todo el tiempo cree que
tiene la culpa. Que si le dieron y le quitaron fue culpa suya. Que si lo invitaron a una fiesta y no estaba en la lista, fue su culpa. Todo eso de haber rozado algunos encuentros por unos
segundos y enseguida haber quedado despojado, de haber sido abrazado y ahora
estar des-abrazado, cree, es quizás también responsabilidad suya. Porque es haber creído que ser el destinatario de una entrega
iba a ser consecuente con el acto y en el
paquete que trajo el correo en realidad no había nada. Estaba vacío. Le habían mandado un sobre, sí, pero vacío. Decía su nombre y nada más.
viernes, 25 de julio de 2014
lunes, 24 de febrero de 2014
Sueños
Anoche soñé con vos. Estábamos en tu casa. Yo había ido a visitarte. Estábamos charlando los dos en la puerta de la calle. Nos dimos un beso. No me acuerdo si vos te acercaste a mí o yo a vos. Qué boludo no acordarme de eso. Después nos fuimos de tu casa. Empezamos a caminar de la mano. Andábamos por las calles de Buenos Aires. Por la vereda en realidad, así muy juntos. Y de repente aparecimos en una cancha de futbol. Vos te quedaste atrás de uno de los arcos y yo me puse a jugar. Jugaba de delantero con Hernán Crespo. Y vos, vos estabas ahí atrás hablando con Foucault. La cancha de futbol se transformó en cancha de basquet. Yo intentaba triples, no metía ni uno. Estaba jugando horrible, como cuando querés correr y algo te lo impide. Algo no me dejaba tener fuerza para tirar. Pero la estaba pasando bien. Entonces te voy a buscar atrás del arco y la cancha se transforma en una casa antigua color verde oscuro, un color furioso, raro, y no te encontré. No te encontré. Te habías escapado con Foucault.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)