jueves, 30 de septiembre de 2010

Buenos periodistas

Prendo la televisión y el debate es constante. Al menos en los programas que yo veo. Los medios de comunicación masivos en general (la radio, la gráfica, la TV) nunca antes cumplieron a este nivel su función metalinguística, podría decirse. Esto ocurre cuando el lenguaje habla sobre el lenguaje: el medio habla sobre el medio. En esos discursos encontramos de todo: 678 contra el Grupo Clarín, Clarín contra el gobierno de Cristina, Clarín levantando la bandera de la libertad de prensa, Lanata contra 678 y Kirchner, Víctor Hugo a favor de la Ley de Medios, TN contra la Ley de Medios K. Un poco más por fuera de estos debates escuchamos a los periodistas en contra de las luchas de los estudiantes, otros a favor. Hay de todo. En TV hay programa de Feinmann, resumen semanal de TVR, archivos de 678, monólogo de Lanata, mesa de Grondona y hasta almuerzo de Mirtha Legrand. En Radio hay Radio 10, Continental, Víctor Hugo, Chiche Gelblung, Baby Etchecopar, Magdalena Ruiz Guiñazú. Conocemos a muchos. Están por supuesto los diarios Clarín, La Nación, Pagina 12, Crónica. Hay entidades, empresas mediáticas y también miles de periodistas y comunicadores que trabajan en esos lugares.

Cuando me envuelvo en estos debates pienso muchas cosas. Sin embargo tengo una postura tomada. Es un criterio que acomoda todo el desorden que se presenta. Es sencillo, prácticamente básico. Hace un tiempo que no puedo olvidar a un profesor, a Rodolfo, a quien conocí en la materia de Comunicación Periodística de la carrera que estudio. Esta cursada fue mi primer contacto con lo que del oficio de periodista puede aprenderse, si se quiere serlo. “Periodista de oficio”, así se presentó Rodolfo la primera clase. Después nos aclaró que no iba a poder enseñarnos mucho porque la pasión por el trabajo no se aprende. Era un tipo que había andado. Y como estaba viejo, decía, daba sus clases basándose en anotaciones y citas de autores que escribió alguna vez en un sin fin de fichas. Las leía e iba agregando anécdotas personales. Como un archivo a la antigua, así nos dio sus clases. Ni desgrabados, ni proyectores, ni notebooks. Se desvió de lo académico: no ignoraba el plan de estudios que le proponía la cátedra pero no elegía seguirlo.

Con nuestra complicidad, Rodolfo se sentaba a contarnos lo que era "ser periodista". Nos enseñó, también, reglas básicas para escribir una nota publicable. Hacíamos ejercicios y listo. Pero eso no era lo más importante. Tuvimos muchos encuentros con él, desacartonados, poco exigentes, extraños para nosotros tan acostumbrados a seguir la regla. Charlaba de sus anécdotas como un abuelo.

La última clase, antes de entregar el trabajo de investigación final, dijo que quería decirnos unas palabras. Por un lado nos deseaba que nos fuera muy bien a todos en lo que eligiéramos. También quería develarnos un secreto muy importante. “Lo más importante para ser un buen periodista es ser una buena persona" nos dijo. Así que nos mandó a esforzarnos en ser buenas personas antes que en ser grandes periodistas. No concibía una cosa sin la otra.

No me fui especialmente conmovida de aquella última clase pero ahora, después de ver y escuchar hablar a tantos periodistas, a tanta gente del medio y también a tantas personas en reuniones sociales, en medio de debates interminables sobre eso que llamamos los medios, pienso que Rodolfo tiene razón. En definitiva sólo puedo recurrir primero a esa máxima a la hora de juzgar a las personas que hoy integran cada una de las empresas mediáticas y levantan la voz para expresas sus ideas o para contarnos qué cosas son las que pasan en el mundo y por consiguiente cuáles son las más relevantes, las que debemos saber. Así que desde entonces primero pienso si son buenas personas y después, recién después, puedo llegar a concluir en si son además buenos periodistas. Porque creo que entendí. Entendí que Rodolfo no hablaba de la pura bondad sino también del compromiso, de hacer buen uso de la información, de saber que tratar con ella no es juego de niños. Manipular datos o seleccionar agenda es como jugar con fuego. Y los que juegan con fuego se hacen pis en la cama, como dice el refrán. Hoy imaginamos a Clarín cambiando sus sábanas cada noche. No podía ser de otra manera.

"Lo más importante para ser un buen periodista es ser una buena persona" nos dijo Rodolfo aquel día. Algo tan simple, algo tan complicado.

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