domingo, 20 de mayo de 2012

Porque sí

Me sonó el celular y cuando quise responder se me fue de las manos, cayó al piso y pegó con la punta de una baldosa. Lo levanté. La pantalla estaba totalmente estallada y el celular apagado.


Sentí eso que aparece cuando sobreviene la sensación de que de no haber atendido no hubiera pasado, de que podría haberse evitado y la realidad hacía cinco minutos era distinta y mejor que la de entonces. La conocida insistencia de buscar siempre culpables.


Me vi en el reflejo de la pantalla, me vi la cara estallada. Me resultó familiar. Debió haber sido porque la vida se te estrella. No avisa y por eso traiciona, la vida. Se golpea contra una punta, porque sí y a pesar de vos, de todos. Entonces, el duelo del golpe - perverso y mentiroso - te susurra que será eterno.



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