domingo, 22 de enero de 2012

Nenesdemamá

Decir lo que sentís es tirarte al vacío. Pero la sinceridad necesita no ser un suicidio inevitable. Ayer alguien* sabio dijo que madurar es ser sincero sin prenderte fuego.

Internet aplica. Todos somos super lanzados. Lanzados de teclado. Nos chamuyamos a las pantallas, a los chats. Podemos mantener relaciones virtuales porque nunca van a ser tan peligrosas. Es cierto. No se las puede comparar a las de cara a cara. Pero chatear todos los días con una persona hasta las tres de la mañana significa algo. Sería lógico que esas charlas infinitas se materializaran en especiales encuentros físicos. Y sin embargo, muchas veces no. No queda bien romper la magia con un ¿Nos vemos?

La vida no virtual, la relación cotidiana no está tampoco desprovista del problema de la sinceridad. Después de un tiempo de salir con alguien o querés avanzar o querés frenar. ¿Cómo decirlo? Hay muchos problemas para expresar que nos queremos. Pero más problemas hay para expresar que ya no nos interesamos. La sinceridad te la debo. En ese caso se usa desaparecer de la faz de la tierra.

Si esos ejemplos no alcanzan hablemos de alguna persona que ves de vez en cuando y te gusta. ¿Y? Nada. No está bien hacérselo saber. Cómo decir sólo una parte. Porque ¿qué parte de me gustás debería decir? ¿Cómo decir me gustás sin decirlo? ¿Qué debería hacer? ¿Qué parte del hacer debe hacerse? Mucha exposición.

Por si fuera poco, hay grandes problemas para decir algo que molesta. Para algunos es terrible. Mejor callar. No da el reclamo. La estás pasando mal y bueno, no importa. Es preferible pasarla mal. Es preferible pasarla mal. ¿Eh?

Y lo último: imposibilidad de actuar de una forma que no lastime cuando sabés que vas a hacer algo que al otro le puede afectar. Idem: mejor callar. No da dar la cara y hacerse cargo. Pero la están pasando mal todos. Y bueno, no importa, es preferible la incomodidad y parecer un garca. Claramente es preferible parecer un garca y forzar las relaciones hasta que exploten. Claramente.

Inmaduros nenesdemamá, todos, hasta que no aprendemos a ser sinceros sin autodestruirnos.

Bebitos somos.

Eso.





*@lacocacarly , Twitter, Buenos Aires, 2012.

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