sábado, 6 de noviembre de 2010

Hasta la saliva

Amiga 1: Me gusta todo de él. La piel, el cuerpo, los abdominales, las piernas, tiene unas pierrrnas, la cara, la sonrisa, la espalda, la onda, cómo habla. Lo miro y está tan bueno. Me cabe tanto. No sé... Me gusta hasta su saliva ¿entendés?

Amiga 2: ah sí. Sí, entiendo. Cuando te gusta la saliva es que te gusta groso.

Amiga 3: Sí! Totalmente.

Amiga 1: ay, sí. Porque ¿vieron que hay salivas feas, con olor feo, o como pastosas? No sé... salivas que no están buenas.

Amiga 2: sisi. Obvio. El flaco del otro día tenía la peor saliva.

Amiga 1: uh, qué garrón eso. Un asco.

Amiga 3: Yo conocí pocas salivas copadas, eh.



Una hora más tarde...



Amiga 1: El otro día que lo ví a (reciente ex novio) y nos dimos un beso me pasó algo re loco.

Amiga 2: No me digas que no te gustó su saliva.

Amiga 1: SÍ! eso! No me gustó su baba y salí tres años con él. Qué loco ¿no? Es horrible lo que estoy diciendo pero me pasó.

Amiga 2: Y bueno, sí. Pero porque ahora conociste una saliva genial. Quizás es eso.

Amiga 3: Sí, debe ser eso.

Amiga 2: Ajá.

Amiga 1: Che estoy en el horno.

Amiga 2: Sí. Estás jugadísima.

Amiga 3: "Una saliva genial".

Y reímos.

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