jueves, 20 de octubre de 2011

El cuadrito de los abuelos

Mi bisabuelo tenía colgado un cuadrito en su casa que decía "No me gusta que otro gallo le cacaree a mi gallina". Cuando él murió mi bisabuela lo conservó y más tarde lo heredaron mis abuelos, que todavía viven en la misma casa con el cuadrito colgado en el mismo lugar, un pasillo ancho que lleva a la cocina y que también tiene otros adornos y muebles.

Descubrí ese cuadro desde muy chiquita porque a los cuatro años ya sabía leer. Mi abuela misma me había enseñado las letras y a combinar las sílabas y me daba ejemplos con una revista Gente que tenía a mano y esto no es muy feliz pero la primer palabra que leí fue Zulema, sí, la esposa del ex Presidente que ahora odiamos. Mi abuela no lo hizo a propósito. Siempre dice que no pensó que iba a aprender tan rápido pero se ve que estaba ansiosa por hacerlo y entonces dije Zu, le, ma con una naturalidad que provocó risas que todavía me acuerdo. A veces pasa que las primeras veces no son románticas ni solemnes pero eso no opaca mi recuerdo en torno a las lecturas.

Por ese ejercicio que adopté desde tan pequeña de leer todo lo que tuviera letras es que una de las primeras cosas que me acuerdo de la casa de mis abuelos es el cuadrito. Pasaba mucho tiempo tratando de entender por qué ese adorno era tan importante, qué quería decir. Me habían contado que era del papá de mi abuela que yo ni había llegado a conocer. Si lo guardaban era por algo.

En aquel momento la casa de mis abuelos era muy frecuentada por adultos que no reparaban en él, pero yo era nieta única y chiquita y me paraba y lo miraba, lo leía y lo pensaba, otro gallo y la gallina, cacarear y no le gusta. Me imaginaba que mi bisabuelo había tenido un patio enorme donde vivían un montón de animales de granja y que a él le molestaba que se pelearan entre ellos, y eso debe ser porque mi mamá me había contado que cuando ella y sus hermanas eran chiquitas como yo en ese momento, su abuelo criaba pollitos que eran muy bebés y muy lindos, pero más adelante se los comían. Así que yo pensaba que mi bisabuelo seguro era medio malhumorado y que le molestaba todo.

Los años iban pasando, también seguía pasando yo por ese lugar y miraba de reojo aquel cuadrito. Seguía sin entender qué problema tenía mi bisabuelo con las gallinas y por qué todos conservaban ese adorno y a veces les causaba gracia.

Cuando el largo de mi cuerpo, y sobre todo de mis piernas, me permitió subirme por mis propios medios a la silla que se hamaca, me quedaba ahí, moviéndome, cantando canciones y jugando mientras miraba la casa de mi abuela, la cabeza del ciervo colgado a un lado de la pared, la biblioteca con una colección de videos de la que siempre me llamaba la atención Tomates verdes fritos, la escalera que me daba miedo, un centro de flores en una mesita, y el cartel que no entendía.

Un día me llegó la edad de pensar que quizás no se trataba de las gallinas. Claro, qué tontos somos cuando somos chicos y ahora que era grande podía entender todo mucho mejor. Así que se me ocurrió que seguro era una comparación, una metáfora. Pero igual no me conformaba. ¿Una metáfora con la gallina?

Creo que después crecí bastante porque perdí la verguenza de preguntarle a mi mamá. Después de todo, era lo más fácil. Ella respondió "Que no le gusta que otro gallo cacaree a su gallina es una forma de decir. ¿Entendés? Como que él tiene una gallina que es la esposa y él es el gallo y no le gusta que venga otro gallo y quiera estar con su esposa y ser su esposo porque la gallina, digamos la esposa, es de él." Capaz que mi mamá tampoco lo entendía tanto.

A veces me acuerdo de ese cuadrito, ahora que el tiempo sí que pasó y pienso que sigo sin entenderlo. No puede querer decir simplemente "no me gusta que otro tipo mire a mi mujer", no, no es eso. Habla de otro gallo y de una gallina. Y de cacarear, sobre todo.

Quizás sólo sea un secreto que mi bisabuelo conoció.

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