lunes, 25 de octubre de 2010

Pescetti: te necesitábamos en 1990



Conocí a Pescetti hace alrededor de cinco años porque mi tía me invitó a verlo al teatro con mi primito. El grupo de salida estaba compuesto por nosotros tres y una amiga mía que se coló porque le divierten las obras infantiles. Nos esperábamos una obra más para niños.

El tipo apareció en el escenario, se presentó con su tono mexicano y comenzó a cantar canciones. Intercalaba haciendo juegos. Creo que en ese momento me perdí con él, me dejé llevar. Jugué a todos sus juegos. Los cuatro lo hicimos. Pescetti te transporta. Las letras de sus temas son divertidas y muy ciertas, para la identificación de grandes y de chicos. Es irónico, inteligente en sus frases e innovador en sus melodías, que no son las típicas para niños. Hay blues, un poco de rock, valsecitos, canciones para tocar con la guitarra.

Cuando yo tenía la edad de mi primito por entonces, en 1990, existían Las Trillizas de Oro, Flavia Palmiero, Carlitos Balá, Xuxa. Ellos eran los ídolos. Algún acierto habrán tenido, pero no ese del "no se qué" que genera identificación y lo hace a uno sentirse más cerca de la humanidad, de las cosas que nos pasan. También estaba María Elena Walsh, a quien algo podemos agradecer. Lo que no se es quién compuso algunas canciones de tanta popularidad como "En el viejo hospital de los muñecos, llegó el pobre Pinocho malherido". Yo la vivía cantando y cada vez que la recuerdo y soy consciente de su letra me dan ganas de preguntarle al compositor en qué pensaba, qué mal aquejaba su vida como para hacer un tema tan deprimente. Y encima triunfar. Hay gente que tiene suerte.

Lo que llama la atención es que no recuerdo haberme sentido identificada con los temas musicales, cuentos o juegos que existían en mi niñez. Por eso es que ni bien comenzó el espectáculo de Pescetti y tras escuchar esas letras, sentí lo que hubiese influido en mi niñez si hubiera existido uno como él que me cantara esas canciones. Habla de la relación entre la madre, el padre y el hijo, del amor, de gustar de alguien, de las peleas entre padres, del placer del juego, de los campamentos, de comerse los mocos y de las comidas horribles a las que algunos padres someten a sus hijos, de no poder dormirse, de los miedos. "Mamá no quiero que hoy vayas al trabajo", "Lo que más te gusta de mí es que gusto de vos", "Ricardito no me come nada este niño se alimenta con el aire" "Papá tiene una semillita que la guarda escondida porque no queda bien andar con la semillita al aire, mamá tiene un sobre donde guarda la semilla". Infinitas partes de canciones que ridiculizan la educación que recibimos, que se ríen de las cosas que pasan en la infancia y entre los padres y los hijos.

Por eso Pescetti me parece totalmente innovador. No soy original, es muy halagado en la actualidad por las corrientes educativas más reformistas. Es provocador, tiene contenido en un ámbito como el de la niñez que se construye socialmente como algo tan naif y en el que no debe hablarse de ciertos temas. Pescetti es una especie de derribador de tabúes. Lo ves en vivo y arrasa con todo, se lleva por delante el funcionamiento de la familia, el sistema educativo, todo, todito, sentado en una banqueta en un teatro con un micrófono y una guitarra. Él, tan simple y tan complejo, tocó ese algo que alguien roza cuando algo nos encanta.

Poco tiempo después de que fui a verlo, descubrí que él había escrito Natacha, un libro que sí leí en mi infancia y que adoraba por lo gracioso y lo desestructurado. Me gustó saber que en algún momento de aquellos años llegué a sentir algo de la esencia de Pescetti.

Hay que saber que él en realidad es argentino y vivió muchos años en México. Además de cantor y compositor de canciones infantiles, y digámoslo, para adultos, es musicoterapeuta y pedagogo. Se dedica de lleno a proponer desde su lugar un modo distinto de llegar a los chicos y a sus padres, a través de la música y el juego. Realiza charlas para maestros. Y es como antes dije, escritor. Mantiene actualizado constantemente su blog personal, que tiene mucha información sobre sus obras y canciones y que cualquiera que conserve un poco de su niño oculto, debe visitar. O como adulto. Lo mismo da.

No hay comentarios:

Publicar un comentario